¿Qué es el bruxismo y qué lo provoca?
El bruxismo es un movimiento orofacial inusual descrito como una parafunción en odontología y como una parasomnia en medicina del sueño. Puede ocurrir durante el sueño o vigilia y puede ser voluntario o inconsciente.
La etiología del bruxismo es multifactorial. Factores como los hábitos orales (succión digital/chupeteo de dedo), los desórdenes temporomandibulares, las maloclusiones, la hipoapnea, altos niveles de ansiedad, el estrés o la personalidad pueden actuar como estímulos del sistema nervioso central, alterando la neurotransmisión de dopamina y dando como respuesta el apretamiento o rechinamiento de los dientes.
Se debe tener en cuenta que los niveles de dopamina aumentan desde el nacimiento hasta su pico máximo en la adolescencia, descendiendo posteriormente hasta la edad adulta.
Los niños diagnosticados de hiperactividad o déficit de atención (DHAD), tratados farmacológicamente presentan mayor prevalencia de bruxismo.
Los niños con características especiales, tales como el síndrome de Down o la parálisis cerebral, también presentan mayor prevalencia de bruxismo.
Epidemiología
Los niños comienzan a bruxar aproximadamente entre los 4 y los 8 años de edad. La incidencia del bruxismo, es más alta entre los 10 y los 14 años, con una reducción posterior.
Diagnóstico
La detección del bruxismo se realiza por medio de los factores asociados: desgaste dental, presencia de dolor y síntomas de disfunción temporomandibular, niveles altos de estrés y la presencia de ansiedad.
Hasta ahora la herramienta más confiable para el diagnóstico del bruximo nocturno es el relato de los padres o acompañantes del niño.
La literatura aduce que el bruxismo diurno es voluntario, pero los niños no son conscientes siempre de lo que hacen con su boca.
Se conoce que el bruximo y el consiguiente desgaste dentario provoca una aceleración en el recambio de la dentición de leche y como consecuencias en la erupción de los dientes permanentes.
Otros factores que pueden producir desgaste dentario, es el consumo elevado de refrescos carbonatados/cítricos, el cepillado abrasivo, el reflujo gastroesofágico o la bulimia, y que se deben diferenciar del desgaste por bruxismo.
Manejo del bruximo en niños
La mayoría de las opciones disponibles apuntan a resolver los signos y síntomas y no realmente la etiología del bruxismo.
La evidencia disponible se centra en ajustes oclusales, terapias de comportamiento y terapia farmacológica.
La terapia para el bruxismo está indicada cuando el desorden causa alguna de las siguientes consecuencias: atrición dental, hipertrofia de los músculos masticatorios, fracturas dentarias, falla en las restauraciones dentales, exfoliación prematura de dientes de leche, dolor de cabeza o de ATM (articulación temporomandibular).
Existe evidencia acerca de la combinación de técnicas psicológicas para reducir la ansiedad y los desórdenes temporomandibulares en niños bruxómanos con dentición de leche. Estas técnicas se basan en la relajación del niño mediante juegos.
Existen también algunas terapias locales que incluyen el cambio de hábitos, para evitar la ocurrencia del bruxismo. Entre ellas se encuentra: evitar la masticación de chicle que puede generar un reflejo muscular alterado que se repita en la noche, dormir sin almohada para permeabilizar la vía aérea, hacer siestas pequeñas (mínimo una al día), leer en voz alta a los niños antes de dormir y evitar la televisión antes de acostarse.